© Vilma Santillán (texto)
El surgimiento del Teatro Negro
moderno puede situarse a fines de la Segunda Guerra Mundial, cuando Georges
Lafaille, artista de vanguardia francés, comenzó a utilizarlo en sus
espectáculos. Suele llamárselo “el padre del teatro negro moderno”. En la
década de 1950 titiriteros checos de los grupos Salamandr y Spejbl y Hurvinek
vieron sus espectáculos y llevaron la técnica a su país. Es así que en 1959
José Lamka y Hana Lamkova fundan en Praga el primer grupo de teatro negro de la
República Checa. En 1960 Jiri Srnec, miembro de ese grupo inicial, funda su
propio teatro.
Posteriormente, durante las décadas de
1960 y 1970 y gracias a la invención de la lámpara de luz ultravioleta, ‘el
truco’ del teatro negro se convirtió en una moda entre la juventud que deseaba
expresarse libremente. Así mismo, este avance tecnológico obligó a trabajar en
teatros totalmente a oscuras, con fondo negro y materiales pintados del mismo
color, así como con iluminación ultravioleta para hacer visibles el resto de
colores fluorescentes.
Esta nueva forma de trabajo, con
iluminación ultravioleta (también llamada iluminación negra porque proporciona
una fuente de luz invisible en condiciones de completa oscuridad), junto con
los pasillos oscurecidos del teatro pintados o cubiertos con materiales negros,
dio nombre a los espectáculos allí representados: “Teatro de Luz Negra”.