martes, 16 de diciembre de 2014

La luz y el espacio escénico: los antecedentes de una poética lumínica (Parte VI)


Escenografía de A. Appia



 

Este trabajo ha sido presentado en el Primer Congreso Nacional de Escenografía, Universidad Nacional del Centro, Argentina, 2013. Publicado en la revista EscenaUno, Universidad Nacional del Centro, N° 1, junio de 2014.

 

Adolphe Appia (Ginebra, Suiza, 1862 – Nyon, Suiza, 1928).

Critica la contradicción entre dos tipos de luz en el escenario: la luz fingida (pintada en la escenografía, y que no corresponde al actor) y la luz real (que incide sobre el actor, pero no atañe a la escenografía). Define al actor como el principal elemento del que un autor dispone para poner en escena su obra. Siendo el actor tridimensional, se contradice con los planos bidimensionales de la escenografía.

Su propuesta para eliminar estas contradicciones es de tipo genético: si el actor se mueve en un espacio sin predeterminar (como contrariamente ocurre con la escenografía barroca), sus movimientos definen el espacio que necesita para sus acciones. Por lo tanto, surge una escenografía tridimensional acorde a la tridimensionalidad del actor. Y es la luz la que da coherencia visual y plástica al conjunto escénico actor-escenografía. Si, además, el texto se regula en el tiempo, por ejemplo, mediante la música, los movimientos del actor serán precisos y la definición de la escenografía será la consecuencia necesaria del desarrollo del texto. En este sentido, la música es fundamental para liberar al actor del espacio escenográfico preconcebido. La plasticidad de la luz hace posible la transformación del espacio a través del tiempo y la instauración del carácter apropiado para cada fragmento del drama. A partir de estas consideraciones, la luz incide en elementos tridimensionales (actor y escenografía), dándole al conjunto unidad plástica y coherencia visual.

 

 

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