Clavilux
Este trabajo
ha sido presentado en el Primer Congreso Nacional de Escenografía, Universidad
Nacional del Centro, Argentina, 2013. Publicado en la revista EscenaUno, Universidad
Nacional del Centro, N° 1, junio de 2014.
Otros
intentos fueron los del estadounidense Thomas Wilfred (Dinamarca, 1889 –
Estados Unidos, 1968), con su catedral
sin paredes (Cathedral without Walls)
consistente en un espectáculo al aire libre donde un coro canta rodeado de
luces de colores cambiantes presentado en 1918 en el Central Park de New York.
Su intención era unificar a los individuos socialmente fragmentados en un todo
social armonioso. En 1922 creó el clavilux,
un complejo dispositivo con prismas móviles, lentes caleidoscópicas y espejos
curvos que proyectaba formas cromoluminosas sobre una pantalla. Entre otras,
hubo presentaciones en el Art Deco Exposition de 1925 en París y en el
Metropolitan Museum de New York. Wilfred llamó lumia al arte de la luz considerándola la Octava Arte cuyas
primeras manifestaciones fueron sus propias obras. Se trataba de composiciones
no figurativas de luz coloreada en movimiento. En 1930 presentó lumia para la apertura del Art Institute
of Light proponiendo el uso de la luz con la misma actitud que el músico cuando
usa el sonido o el escultor la piedra. En la concepción de Wilfred hay dos
alternativas: o bien se crea un acompañamiento musical para una obra lumia ya
existente, o bien se diseña una obra lumia para acompañar una composición
musical preexistente. En todo caso, lo que debe evitarse es intentar una
traducción entre luz y sonido para no caer en los problemas de la música de los
colores. Observamos aquí la intención de dotar a la luz de una autonomía
absoluta, por lo que el ideal de este artista es el desarrollo de obras
lumínicas con total ausencia de música, con lo cual el silencio tiene valor
propio, dejando que lo visual se desarrolle en el tiempo con independencia de
otras instancias. En la visión de Wilfred, la luz es cercana a la danza, ya que
la luz es como un bailarín bajo la dirección del coreógrafo iluminador. Así, la
luz puede ser un acompañamiento visual para el teatro y la danza pero
manteniendo su libre expresión.
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