jueves, 4 de octubre de 2018

Velas en escena para Suor Angelica







© Mauricio Rinaldi (texto), Vilma Santillán (fotografía)

 

El viernes 28 de septiembre pasado la compañía Lírica Lado B estrenó la ópera Suor Angelica, de Giacomo Puccini, en la capilla de la iglesia Santa Felicitas del barrio de La Boca. Se trata de una producción de especiales características por diversos factores.

 

Por una parte, desde el punto de vista musical, debemos destacar el excelente resultado que el director de orquesta, Ezequiel Fautario, logró concertando a músicos, cantantes solistas y coro en un todo de equilibrio sonoro difícil de obtener en un espacio no convencional para la música. El coro Regina Coeli dirigido por el maestro Fermín Prieto acompañó muy bien a las cantantes Daniela Tabernig (Sor Angelica), Alejandra Malvino (la tía Principessa), Carina Höxter (Sor Genoveva), Ayelén Regalado (Sor Osmina), Susana Gómez (conversa/Sor Dolcina), Varónica Cano (Abadesa), Mairin Rodríguez (la celadora), Roxana Devigiano (la maestra de novicias), Vanina Guiledo (la enfermera), Romina Jofré (mendiacante), Myriam Casanova (mendicante), Natalia Bereskyj (conversa/novicia) e Isabella Pascucci Belgrano (novicia).

 

Por otra parte, desde el punto de vista visual, la puesta en escena dirigida por Ximena Belgrano Rawson encontró el ámbito natural para esta obra, ya que, tratándose de una historia de monjas, la capilla proveyó una escenografía natural para la acción teatral. La utilería realizada por Neftalí Boto y coordinada por Lucrecia Ruiz Moreno completó la ambientación. Por su parte el vestuario del Teatro Argentino de La Plata supervisado por Alicia Gumá con la asistencia de Valentina Maldonado y la caracterización de Carolina Siliguini presentaron personajes en el estilo del libreto. En  este sentido, las monjas ocuparon el altar principal de la capilla y el público se ubicó en la nave central con una orientación ligeramente asimétrica. La orquesta se ubicó detrás del público y el coro en la parte superior (también conocida como coro). En todo momento, las hermanas de la obra actuaron con candelabros en sus manos, cuyas velas produjeron una sugestiva iluminación. Si bien el uso de velas reales en escena puede parecer una buena apuesta estética, el hecho es que no siempre resultan en una buena visibilidad. Por ello, en esta producción hubo un sutil apoyo de luces (dado por un sistema de iluminación escénica de uso habitual) que Rodrigo Parise supo equilibrar en una imagen de ambientación acorde al estilo de la puesta. Así, los efectos de luces se producían por la ubicación de los candelabros que las monjas definían en diferentes momentos del drama, a veces en sus propias manos, a veces en el piso, a los cuales se unía el acompañamiento complementario de la iluminación escénica. Aprovechando los vitrales de la capilla (que siempre estuvieron oscuros, en un momento  se dejó ver uno de ellos con la representación de la piedad iluminándolo desde la parte exterior de la capilla, ofreciendo un marco escenográfico al estilo de una proyección.

 

Para quienes nos interesa la iluminación, es recomendable ver esta puesta en escena ya que allí se combina la antigua luz de velas con la actual luz eléctrica de escena, mostrando un ensamble armonioso de técnicas de diferentes tiempos.

 

Próximas funciones: 5 y 7 de octubre.

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