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Mauricio Rinaldi
Quien viaje a Japón y recorra la
ciudad de Kyoto, puede visitar el Museo
de la Lámpara. Se trata de una colección de 1.600 piezas – de las que se
exhiben unas 800 –, constituida por lámparas de aceite y candeleros de velas,
en gran parte de procedencia europea, pero también procedentes de la tradición
japonesa, todas del siglo XIX.
El museo se encuentra en un lugar
privilegiado de Kyoto, justo al lado de la entrada del santuario Yasaka-Jinja
en el parque Maruyama, frente a una concurrida avenida de la zona de Higashiyama-ku. Sin embargo, el visitante
debe buscarlo con atención, ya que no presenta una entrada llamativa; sólo hay
una sencilla puerta de vidrio con una gran silueta de una típica lámpara de aceite.
En efecto, se trata de un lugar curioso, instalado en un terreno angosto. Al
ingresar en el estrecho pasillo, un encargado nos interpela desde una
ventanilla casi inadvertida. Allí se paga la entrada y el encargado nos invita
a subir a la primera planta por una escalera. Al llegar, nos encontramos con
una sala rodeada por vitrinas de vidrio en cuyo interior se amontonan las más
diversas piezas de iluminación, sin ningún criterio museográfico y con escasa
información sobre lo exhibido. Así, lámparas de aceite francesas conviven con
mecheros ingleses, entre los cuales se hallan accesorios como cajas de fósforos
de la época, pantallas de vidrio coloreado, espejos reflectores y tubos de vidrio transparente de protección. Una gran
araña colgada del techo invade el centro de la sala, obligándonos a un
recorrido circular. Una segunda planta exhibe piezas similares con igual
desorden.
El pobre estado de limpieza y la
sucesión aleatoria de elementos confiere a este museo una atmósfera de tiempo
detenido, como la de un lugar que se ha congelado en la historia. Sin embargo,
es precisamente todo este conglomerado el que causa curiosidad, por lo que
recomendamos su visita a todos los interesados en la iluminación.
[+ info en: www.geocities.jp/k_g_lamp]
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