Desde hace ya algunos años el
uso de las lámparas fluorescentes compactas (LFC), más conocidas como lámparas
de bajo consumo, se ha ampliado de manera notable, hasta el punto de que los
mismos gobiernos de diversos países han incluido en sus legislaciones las
normativas para su adopción. En este sentido, mucho se ha divulgado sobre las
bondades de este tipo de fuente luminosa, pero, comparativamente, es poca la
información sobre sus aspectos negativos. Surgen así algunos interrogantes:
¿las lámparas de bajo consumo, son tan buenas como dicen sus fabricantes?,
¿hasta qué punto las lámparas de bajo consumo son nocivas para la salud del
hombre y el bienestar del planeta?, ¿realmente se ahorra energía con el uso de
lámparas de bajo consumo?, ¿las lámparas de bajo consumo pueden reemplazar la
totalidad otros tipos de lámparas en lo que se refiere a sus resultados
visuales? y otros por el estilo.
Sólo para poner un poco de
orden, podríamos proponer el siguiente esquema de planteos basados en
diferentes puntos de vista:
1.Comparación de
costo-beneficio entre las lámparas de filamento incandescente y las lámparas de
bajo consumo (problemas económicos).
2.Evaluación de efectos sobre
la salud del hombre y otros seres vivos en general de las lámparas de bajo
consumo (problemas médicos).
3.Comparación entre resultados
visuales de las lámparas de filamento incandescente y las lámparas de bajo
consumo (problemas de aplicación).
4.Evaluación comparativa de
efectos en la relación fabricación-reciclado en las lámparas de filamento
incandescente y las lámparas de bajo consumo (problemas ambientales).
No queremos aquí provocar
temores infundados en el lector, sino que nuestro objetivo es intentar brindar
la mayor y más confiable información posible respecto de estas lámparas. Por
ello, en próximas publicaciones daremos a conocer opiniones e informes técnicos
de diferentes orígenes con el fin de que cada uno pueda llegar a conclusiones
acertadas.
F
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