lunes, 20 de abril de 2015

E. T. A. Hoffmann: músico y literato (Parte III)


E.T.A. Hoffmann (grabado de Zacharias Werner)


© Vilma Santillán (texto)

 

Conocidas ya la trayectoria y la agitada vida de E. T. A. Hoffmann podemos profundizar ahora en su obra literaria y en la influencia que ejerció sobre otros artistas.

 

Para comenzar, debemos decir que la valoración de la obra literaria de E. T. A. Hoffmann ha sido irregular a lo largo del tiempo. Compatriotas y contemporáneos de él, como Hegel y Goethe, sólo lo vieron como “autor de relatos de terror, sin ninguna calidad artística”, como menciona Berta Vías Mahou en el ensayo introductorio a la edición de sus Cuentos completos. Tampoco para el británico Walter Scott la obra de Hoffmann merecía un juicio favorable.

 

Sin embargo, otros escritores lo admiraron y su obra influyó en ellos. Fue el caso de H. Heine, M. Wieland, Th. Storm o F. Hebbel. Así mismo, Gérard de Nerval consideraba a Alemania como “el país de Goethe, Schiller y Hoffmann” comenta B. Vías Mahou. Posteriormente, su obra fue valorizada en Alemania por autores como Franz Kafka e incluso pueden encontrarse influencias de sus obras en el Doktor Faustus de Thomas Mann, en escritos de Rainer M. Rilke y en la literatura fantástica del checo Leo Perutz.

 

En países de habla inglesa influyó negativamente la visión crítica de W. Scott sobre la obra de Hoffmann, no obstante lo cual algunas obras de Charles Dickens, Edgar Allan Poe y Henry James evidencian influencias de la literatura hoffmanniana.  Por otra parte, la obra de Hoffmann ha sido muy exitosa en Francia y en Rusia, influyendo en autores como Balzac, Gautier, Víctor Hugo, André Breton (Hoffmann ha sido considerado precursor de los surrealistas), Puschkin, Gogol y Dostoievski. Ya en el siglo XX, directores de cine como Ingmar Bergman, Andrej Tarkosvki e incluso el portugués Manoel de Oliveira han sentido en su obra la influencia de Hoffmann.

 

En el campo musical tanto Richard Wagner como Jacques Offembach (para su ópera “Los cuentos de Hoffmann”), Leo Delibes (para su ballet “Coppélia”) y el ya mencionado Tchaikovski en nuestra primera entrega para su ballet “El Cascanueces” han buscado inspiración para componer sus obras en aquéllas del escritor alemán. Vincenzo Bellini se inspiró para escribir su ópera Marino Faliero en el relato de Hoffmann “El Dux y la dogaresa” y dos grandes músicos del siglo XIX se inspiraron en personajes creados por Hoffmann (el kapellmeister “Johannes Kreisler” y el “Signor Formica”) para crear ellos, a su vez, sendas obras inmortales: Robert Schumann su obra para piano Kreisleriana y Gaetano Donizetti su ópera bufa Don Pasquale.

 

La obra literaria de Hoffmann puede encuadrarse dentro del Romanticismo alemán y muy especialmente en el género de la literatura fantástica. El mundo fantasmal y el mundo real se interrelacionan y hasta llegan a fusionarse en sus cuentos. Lo fantástico, lo inquietante y lo diabólico constituyen el sello de su producción literaria, la cual siempre destaca el lado oscuro de todas las cosas. Entre los motivos más frecuentes de la obra hoffmanniana figuran la telepatía, la locura y el desdoblamiento de la conciencia (el tema del doppelgänger o ‘doble personal’).

 

Por último, es importante destacar cómo influyó la música en la literatura de Hoffmann: muchos de los personajes de sus cuentos o novelas son músicos, como el maestro de capilla Kreisler, y la composición y el ritmo de la acción fueron comparados por el autor, en muchos casos, con diversos movimientos y caracteres musicales.

 

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