Hace pocos días he asistido al
espectáculo del Grupo Corpo, una compañía brasilera de danza moderna
considerada entre las mejores del mundo, ofrecido en el teatro Coliseo de la
ciudad de Buenos Aires, Argentina. Este espectáculo de excelente calidad técnica y
artística en lo que se refiere a la danza, se compone de dos obras: Suíte branca y Dança sinfónica, cada una con aspectos visuales propios.
En primer lugar, Suíte branca (música de Samuel Sosa, escenografía de Paulo
Pederneiras e iluminación de Paulo Pederneiras y Gabriel Pederneiras), nos
muestra un escenario totalmente despejado con un fondo blanco que simula betas
e irregularidades de grandes piedras. A pesar de sus grandes dimensiones, este
fondo no resulta visualmente invasivo, y ello se debe, en gran medida al
adecuado tratamiento de la iluminación. En efecto, la luz juega con este fondo
creando diferentes claroscuros según la dirección desde la cual incide. En el
piso, los bailarines están iluminados básicamente por luz general. Tanto el
fondo como el piso reciben luz blanca de leve tendencia fría. Si bien hay un
uso de la luz lateral, predomina, sin embargo, la idea de la luz cenital con
adecuados acompañamientos de contraluz que realzan el volumen los cuerpos de
los bailarines.
En segundo lugar, Dança sinfónica, (música de Marco Antônio Gimarães, escenografía de
Paulo Perederneiras, vestuario de Fresusa Zechmeister e iluminación de Paulo
Pederneiras y Gabriel Pederneiras), es una obra creada para celebrar los 40
años de la compañía a partir de la idea del recuerdo y música especialmente
compuesta para la ocasión. La escenografía consiste en un fondo negro con
irregularidades que parecen producirse por el brillo de un material con nylon;
las patas son rojas. Por su parte el vestuario consiste en una malla negra para
los hombres y una malla roja para las mujeres. En esta obra la iluminación fe
trabajada predominantemente en blanco, con intervenciones momentáneas y
moderadas de luz azul. Además, hay un uso más contrastado de la iluminación, es
decir, un juego más evidente la luz lateral y de la contraluz, incluyendo
momentos de luz sectorizada que alternan con la iluminación general.
El saludo final merece un comentario
desde lo visual, ya que forma parte de esta segunda obra, precisamente, debido
a la escenografía. La obra termina con un abrupto oscuro. Al volver a escena la
luz, ya todos los miembros de la compañía están presentes para el saludo (como
es costumbre), pero el fondo ha cambiado: ahora vemos un mosaico constituido
por fotografías informales de la compañía (bailarines que se han hecho una
selfie en una gira, teatros donde han actuado, backstage de ensayos, etc.), las
cuales son un recorrido visual de su trayectoria. Esto está en relación con la
idea sobre la cual se basó el coreógrafo, el director de la compañía, para
crear la obra: el recuerdo, con el fin de festejar los 40 años de actividades.
Más info en:
www.grupocorpo.com.br
www.youtube.com/grupocorpooficial
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