miércoles, 23 de junio de 2010

El sobrediseño: problemas sobre el diseño actual (parte 1)


© Mauricio Rinaldi (texto)

A continuación presentamos la primera parte de “El sobrediseño: problemas sobre el diseño actual”, publicado en Reflexión Académica en Diseño y Comunicación, Universidad de Palermo, Año XI, Vol. 13, febrero 2010. ISSN: 1668-1673 (págs. 110-114).


Introducción

El diseño ha sufrido en los últimos años una evolución antes no prevista en diversas direcciones y en diferentes actividades. El resultado es que hoy todo es diseño, con lo cual el término “diseño” ya no tiene la claridad conceptual que tuvo en sus orígenes. Por ejemplo, en los primeros años del siglo XX aquello que era diseño no incluía al arte tradicional; nadie hubiera tenido la ocurrencia de pensar que, por ejemplo, una silla de estilo Luis XVI fuese un objeto de diseño, aún cuando se le reconocieran sus valores estéticos; menos aún se hubiera considerado como objeto de diseño a La Gioconda de Da Vinci.

La situación hoy es diferente de la de hace algunos años. En efecto, el diseño pasó a ser considerado como un fenómeno creativo y productivo, con lo cual inevitablemente todo pasó a ser diseño. La entera vida social es el resultado del diseño, con lo cual se establecieron áreas o tipos de diseño: diseño industrial, diseño gráfico, diseño de interiores, diseño de paisajes, diseño de indumentaria, diseño de objetos, diseño de joyas, diseño de iluminación, diseño de accesorios, diseño de sistemas, diseño de procesos, diseño de… cualquier cosa o situación que quisiéramos considerar. Así, por ejemplo, si una conocida marca de accesorios de moda le coloca una cinta a un teléfono móvil para sujetarlo, a eso se lo llama diseño. Esta situación tiene ventajas y desventajas. Por un lado, como aspecto positivo, el diseño permite pensar los modos de producción de cualquier objeto o situación, desde un instrumento para medir radiaciones solares hasta la puesta en escena de un espectáculo. Por otro lado, como aspecto negativo, ya no se sabe exactamente qué hace el diseño y, por lo tanto, para qué sirve, debido a que si un concepto abarca todo, entonces no define nada; y la adjetivación del diseño (industrial, gráfico, etc.) no resuelve el problema.

Este segundo aspecto del diseño, el negativo, no se limita sólo a una indefinición teórico-conceptual de su status; si ése fuera el único interrogante, casi no habría problemas con los resultados actuales del diseño. Sin embargo, la situación es otra: muchos productos no cumplen con lo que dicen que deberían cumplir, aspecto que es directamente proporcional a los más elaborados procesos de diseño. Así, paradójicamente, a mayor diseño mayor inutilidad del producto.

En lo que sigue, intentaremos arrojar alguna claridad sobre la situación actual, para lo cual, en primer lugar, recordaremos los aspectos tradicionales del diseño, para, en segundo lugar, analizar un fenómeno contemporáneo que identificaremos como sobrediseño. Por último, en la conclusión expondremos una propuesta para dirimir, al menos en parte, lo que consideramos una falla o retroceso en el diseño.

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