© Lic. Mauricio Rinaldi (texto)
© Lic. Vilma Santillán (fotografía: Sala Berruguete, Museo Enrique Larreta, Buenos Aires)
*Publicado en la Revista de la Asociación Argentina de Luminotecnia, N° 80, diciembre, 2005.
Los objetos exhibidos constituyen la finalidad y la justificación de la exposición, y la iluminación de puesta en valor debe atender al status o esencia del objeto. No es lo mismo iluminar una obra de arte, un instrumento científico o un diorama con una escena histórica o natural. La iluminación de una obra de arte debe poner en evidencia los valores estéticos de la obra; la iluminación de un instrumento científico o elemento tecnológico debe explicar su funcionamiento y proceso o modo de uso; la iluminación de un diorama histórico o natural debe poner en contexto una situación o acontecimiento. En la iluminación de puesta en valor de los objetos deben considerarse 2 (dos) aspectos: la iluminación de contraste y la iluminación de conservación. La iluminación de contraste es aquella que permite la correcta percepción del objeto, para lo cual debe buscarse el balance adecuado entre los niveles de iluminación del objeto mismo y de su entorno o soporte. En este sentido, la mayoría de los iluminadores de exposiciones están de acuerdo en que el nivel de luminancia del objeto debe ser el doble de la luminancia del entorno (3). Aquí se hace necesario un estudio sistemático de las características de absorción, reflexión y transmisión de la luz que presentan los diferentes materiales, tanto de los que constituyen el objeto como de los que conforman el entorno, es decir, se debe conocer el comportamiento de los materiales frente a la luz. Además, pueden considerase los factores morfológicos de la luz (posición, intensidad, color, etc.) para poner en evidencia los valores del objeto. Por otra parte, la iluminación de conservación es un factor importante cuando se trata de obras de arte originales u otros objetos originales ya que un tipo de luz inadecuada puede deteriorar o degradar los materiales que constituyen esos objetos. En este sentido, debe conocerse la sensibilidad del material ante la radiación infrarroja, la radiación ultravioleta y los niveles de iluminación que pueden dañar a los diferentes materiales. Un dato de fundamental importancia en este contexto es la cantidad de luz que puede recibir un material en un determinado tiempo, lo cual se conoce como sensibilidad luminosa, y está dado por la cantidad de horas durante las que un material puede estar expuesto a un determinado valor máximo de intensidad, definiéndose en luxhora por año (4). Aquí es importante el conocimiento de las fuentes de luz disponibles y de los accesorios de posible utilización para su control como son los diferentes tipos de filtros y reguladores de intensidad.
Cabe observar ahora que la iluminación de puesta en valor tiene que procurar una correcta percepción del objeto a la vez que garantizar su conservación.
(3) Véase Luminotecnia. Museos y exposiciones.
(4) Véase Théorie, technique et technologie de l’eclairage mueographique.
[+ info en www.arslux.com.ar ]
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