viernes, 15 de octubre de 2010

Caravaggio, maestro del claroscuro

Caravaggio: La cena de Emaús


© Vilma Santillán (texto)

Nacido como Michelangelo Merisi (1571-1610), pintor italiano más conocido como Caravaggio, no llegó a vivir 40 años pero su arte ha trascendido todas las fronteras y todos los tiempos. Este año, a cuatro siglos de su muerte, se le rindió homenaje en Roma, Italia, con una espectacular muestra en las Scuderie del Quirinale, muestra en la que se pudo reunir el 50% de su producción pictórica.

Creador de un arte innovador, veraz y popular, usó como modelos para sus obras vecinos de pueblo, cortesanas de Roma, gitanas y gitanos, niños sucios y descalzos. Por ello, muchos de sus cuadros encargados por la Iglesia fueron, luego de realizados, rechazados por ésta, por considerarlos “vulgares, sacrílegos, de mal gusto (…) alejados de todo buen pensamiento (…) Caravaggio violentó sistemáticamente el principio de decoro en la pintura sancionado por los ideólogos de la Contrarreforma, para quienes los personajes divinos debían aparecer con los atributos sagrados y no con aquellos que los vulgarizan a los ojos del espectador”. Más allá de estas opiniones de la época, su arte ejerció una influencia muy importante sobre varios pintores españoles del Barroco, como Ribera, Zurbarán, Velázquez o Luca Giordano.

Sus problemas con la Iglesia, sus continuos pleitos, su homosexualidad, los escándalos creados por sus obras, sus períodos en varias cárceles y sus fugas posteriores (de Roma y de Malta), su proscripción y su posterior condena a muerte en Roma, son todas circunstancias que rodean al artista y que crean la fama de un Caravaggio provocador e incomprendido (“un artista maldito” a la manera de Baudelaire), fama ésta que supera, en muchos casos, el conocimiento sobre sus obras.


[+ info en: González Prieto, Antonio y Tello, Antonio: Grandes Maestros de la Pintura: Caravaggio, Editorial Sol 90, Clarín, Barcelona, 2006. ISBN: 978-84-9820-363-5]

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